La bioingeniería, al servicio de la salud pública

Carlos Scotta y Ana Roskopf, integrantes del Grupo de Estudios en Salud Pública y Tecnologías Aplicadas, nos cuentan sobre el trabajo que realizan en territorio desde este espacio, el perfil de graduado al que apuntan y los desafíos que atraviesan la intersección entre la bioingeniería y los sistemas de salud.

El Grupo de Estudios en Salud Pública y Tecnologías Aplicadas, dirigido por el Dr. Fernando Sassetti, es uno de los Núcleos de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) de la FIUNER. Con una trayectoria de más de diez años y formalizado en 2020, se presenta como un espacio para el desarrollo de nuevos conocimientos y tecnologías que permitan mejorar la gestión de las organizaciones de salud, la prevención de enfermedades evitables, la atención y el cuidado de la salud de las poblaciones, especialmente en el ámbito público.

Este grupo surge de la disciplina Salud Pública, que estaba a cargo de las asignaturas Organización de los Sistemas de Salud en la carrera de Bioingeniería y Modelos para Políticas Sociosanitarias de Bioinformática; actualmente, se trata de la cátedra Introducción a los Sistemas de Salud, en segundo año de Bioingeniería. El objetivo pretendido es que los estudiantes puedan comenzar su recorrido por los sistemas de salud en todos sus niveles, ya que en muchos casos será el ámbito en que se desempeñarán como profesionales egresados. Por esta razón, la cátedra incorpora la curricularización de la extensión: se visitan distintas instituciones del ámbito de la salud para conocer su funcionamiento, plantear problemas y proponer situaciones a mejorar.

En este sentido, el bioingeniero deberá trabajar en equipo tanto con profesionales de otras disciplinas como con otros agentes, y deberá además poder planificar a futuro, lo cual suele ser una tarea compleja en la cotidianidad de las organizaciones. Carlos Scotta, bioingeniero e integrante de la cátedra y del grupo de estudios, afirma:

“Nosotros somos bioingenieros, tenemos unos conocimientos, pero no sabemos todo. Hay mucha gente en las organizaciones, desde los ordenanzas, los administrativos, los agentes sanitarios, los de terapia, los de mantenimiento, que saben un montón y conocen su organización. La idea es poder ponerse en contacto con todos ellos, aprender de todo el mundo y trabajar en equipo.”

Intersección entre sistemas de salud y bioingeniería

Cuando se habla de bioingeniería, en general se piensa en soluciones tecnológicas de alta complejidad. Sin embargo, algunas de las áreas de interés del grupo de estudios son: la vigilancia epidemiológica de problemas asociados al crecimiento en niños y niñas escolarizados; la organización de efectores del primer nivel de atención de la salud para implementar estrategias; los sistemas de información para la gestión de efectores del primer nivel de atención y el ámbito hospitalario; el abordaje de enfermedades crónicas no transmisibles; el desarrollo de estrategias educativas para la prevención de consumo de sustancias psicoactivas; el monitoreo de la presencia de vectores de enfermedades transmisibles. Esto se debe a que, desde este espacio, entienden que la bioingeniería puede aportar en todos los niveles con distintas herramientas. “Si pensamos, por ejemplo, en que los centros de salud pueden resolver el 70% u 80% de los problemas de atención primaria sin que eso llegue a un nivel de mayor complejidad, tenemos un montón de problemáticas que muchas veces están olvidadas, más que nada por la bioingeniería«, sostiene Scotta. «Tenemos herramientas como una aplicación móvil de celular para el registro de los determinantes sociales de la salud, porque entendemos que la persona no es una enfermedad, sino que vive en determinadas condiciones, tiene un contexto, un bagaje cultural.”

Este tipo de herramientas más simples, como son los sistemas de información, surge de una problemática concreta: la dificultad de registrar y sistematizar estos datos, lo que lleva a una atención clínica fragmentaria por parte de los distintos especialistas al no contar con una historia clínica integral del paciente. Además, esto implica que el paciente deba narrar su historia en cada consulta, lo cual no sólo resulta desgastante, sino que además, en determinadas situaciones de emergencia no es posible.

Actualmente, los integrantes del grupo de estudios se encuentran en la fase final de dos proyectos. Uno de ellos es la implementación de sistemas de información mediante el software libre GNU Health en el área de salud mental. Esto se está realizando en el Hospital Escuela de Salud Mental de Paraná para el sector de enfermería, y en casas de acompañamiento dependientes del SEDRONAR para personas con consumos problemáticos. En este último caso, el objetivo es poder integrar a los diferentes nodos –como los efectores de salud y la escuela– para conformar una historia única del paciente.

“La salud mental no es un nicho muy interesante para las empresas privadas, entonces entendemos que desde la universidad podemos hacer nuestro aporte», sostiene Scotta.

El segundo proyecto es un trabajo final de Ana Roskopf, estudiante avanzada de Bioingeniería, y consiste en el desarrollo de un portal del paciente para el acceso libre a su historia clínica y gestión de turnos, que tiene como antecedente una práctica curricular donde se realizó una integración con WhatsApp para enviar recordatorios de turnos y de medicación al paciente. Se sitúa en el Centro de Atención Primaria de Salud “Humberto D’Angelo”, en el barrio Anacleto Medina de Paraná, lugar donde se han desarrollado distintas prácticas profesionales y proyectos finales de la carrera.

La salud pública, una construcción colectiva

GNU Health es un proyecto de la ONG GNU Solidario que brinda herramientas de software libre y gratuito a individuos, profesionales de la salud, organizaciones y gobiernos para que evalúen y mejoren los determinantes sociales de la salud en todos los agentes y niveles de atención de la salud. Consultado al respecto de por qué utilizar software libre en salud pública, Scotta contestó:

“Porque entendemos que la salud pública es una construcción colectiva, y que tiene que ser de todos, entonces tenemos que usar herramientas que también sean de todos. El software libre nos permite esto, porque son herramientas que no tienen licencia. El código está disponible para que uno lo modifique y lo comparta.”

Esto también es relevante desde la cuestión de soberanía: “Al ser de código libre, no va a venir nunca una empresa a querer sacarnos o cerrar el código, o a querer cobrarnos y dejarnos sin los datos. Nos permite auditar el código, o sea, sabemos qué hace en cada momento; esto evita lo que es conocido como ‘puertas traseras’.”

Actualmente, este software se utiliza desde hace más de diez años en el CAPS “Humberto D’Angelo”. Esta institución se encuentra totalmente digitalizada y cuenta con una sala de situación en tiempo real, que permite visualizar e interactuar con datos actualizados de salud de la población. Las características del software permitieron que en este tiempo haya podido ser adaptado a la normativa provincial, nacional y a la Estrategia Nacional de Salud Digital: “El sistema nos va a permitir federar a los pacientes a nivel nacional, o sea, que otras instituciones sepan que ese paciente pasó por el centro de salud. Nos van a poder pedir un resumen de la historia clínica y nosotros se lo vamos a poder compartir. Venimos trabajando hace unos años en eso y ya hemos tenido resultados.”

El uso de GNU Health ha permitido forjar alianzas de intercambio y cooperación con universidades de otros países: en junio la FIUNER recibió a docentes de la UNITEC (Universidad Tecnológica Centroamericana, Honduras), quienes implementaron este software en el Municipio del Níspero, como parte del Programa de Movilidad Internacional Docente (PROMID) de la UNER.

Desafíos y oportunidades para futuros bioingenieros

Roskopf integra el Grupo de Estudios en Salud Pública y Tecnologías Aplicadas desde hace más de un año. Su interés surge de las visitas realizadas desde la cátedra a distintas instituciones sanitarias; en particular, se sintió movilizada por el objetivo de democratizar el acceso a servicios de salud mediante tecnologías aplicadas. Al ser consultada acerca de los desafíos que encuentran en el trabajo en los sistemas de salud, menciona el aprender a comunicarse tanto con profesionales de la salud como con pacientes, adaptando un lenguaje técnico y especializado según el interlocutor. Por otro lado, Scotta también menciona que desempeñarse en el ámbito de la salud pública también implica encontrarse con obstáculos más complejos desde la parte organizacional o política.

El trabajo en Estudios en Salud Pública abona a un perfil de graduado comprometido en aportar al desarrollo de un sistema de salud pública de calidad en todos sus niveles, con profesionales formados y con herramientas adecuadas que no necesariamente serán tecnologías de alta complejidad. “Pensando en el trabajo con instituciones o con efectores en donde las empresas privadas no van a poner el foco, hay mucha gente que está haciendo un montón de cosas. Nosotros buscamos visibilizar esas situaciones y ponerlas en discusión,” mencionó Scotta. “Siempre decimos que el sueño es ser el Hospital Italiano de los pobres. Es la idea que viene detrás de todo esto: que cualquier persona tenga la misma atención que quien tiene una obra social privada, porque técnicamente todo es posible.”

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